– Caminar entre la gente con un libro entre las manos, leyéndolo.
– Llegar a una cita con tiempo y observar a la gente que va y viene.
– Llegar antes de tiempo al trabajo para poder leer el periódico -en papel- sobre la mesa (y si puedes poner los pies sobre ella, mejor que mejor).
– Cambiar tu ruta diaria al trabajo/escuela/etc por otra diferente.
– Viajar en tren por el mero hecho de hacerlo (y si haces 30 km en línea recta después de tres transbordos y ocho horas de viaje, lo entenderás).
– Tomar carreteras secundarias de manera voluntaria.
– Reparar algo sin ayuda o instrucciones.
– Desplazarte en bici o andando.
– Robar algo sin remordimientos.
– Devolver una cartera con dinero.
– Seguir a alguien que no conoces.
– Dejarte mojar por lluvia fina.
– Ayudar a un desconocido.
– Bajar la ventanilla del coche en invierno.
– Sudar copiosa y voluntariamente en verano.
– Llorar con un anuncio.
…
¿cuáles serían las tuyas?
Y de propina, según pasaba a limpio estas notas tomadas en varios días en el metro, me ha venido a la cabeza esta canción:
…la vida no es un bloc cuadriculado…
peajes en las montañas 
Me gusta la lista… hay algunas que hago con frecuencia y no por propia voluntad… la gente es muy poco puntual y otras que no entiendo por no tener tren cerca, pero apunta otra… devolverle un globo a una niña que lo ha perdido y no alcanza a cogerlo…. aunque podrían ser muchos más.
Troncharme yo sola de la risa con una peli antigua que me sé de memoria.
Inventarme la vida de la gente que espera como yo al médico, al carnicero, a un amigo…
Perderme por Madrid, en coche o a pie, y comprobar lo que tardo en volver a encontrarme.
Dar un sonoro «Buenos días» a alguien que ha pasado de saludarme.
Aminorar la marcha cuando un prisas que intenta adelantarme me da las largas.
Y siempre, siempre, siempre: el chocolate.
– Pasar horas y horas en Fnac ojeando discos y más discos… y entreterme escondiendo los de grupejos como El canto del loco para que ni Dios los encuentre… sé que en el fondo hago un favor a mucha gente.
– Caminar por la calle escuchando música a todo trapo en los cascos y visualizar mi propio videoclip urbanita.
– Seguir sintiendo ese agradable cosquilleo con determinadas canciones… por mucho que las haya escuchado.
– Ver por el retrovisor a gente que se parte sóla de risa en su coche escuchando Dios sabe qué (cuando Gomaespuma nos daba los buenos días cada mañana era más fácil intuirlo… ¡cómo se les echa de menos!).
La verdad es que son pequeños detalles que dan más felicidad a cada persona de lo que realmente se podría esperar de ellos…
Me han gustado muchos de los vuestros, algunos los practico yo también a veces jejeje, si es que no somos tan originales…
Por cierto Austro, vale que no es lo mismo pero Gomaespuma está haciendo un pequeño espacio para AS: http://www.as.com/futbol/audios/hernia-discal-higuain/dasftb/20101208dasdaiftb_1/Aes/